martes, 11 de mayo de 2010

Hoy, por fin te soñé.

Entre jardines y vestidos,
tus ojos buscaron los míos,
entre la elegante multitud,
tu penetrante mirada terminó por subyugarme.

El encuentro: violento.

Con tu beso apareció la ironía,
cual ninfa, danzaba entre nosotros,
alejando nuestros labios de otro infinito roce.

Desperté y volví a dormir,
logré mirarte de nuevo,
más la separación era inminente,
la realidad llamaba,
y los sueños, sólo son sueños.